#54 ¿Por qué es bueno que te corrijan lo que escribes?
Si crees que tu texto ya está listo, lee esto antes de afirmarlo.
En la sección de colaboraciones externas, hoy contamos con la visita de Cristina Marcos, correctora y líder de , que os va a contar por qué es bueno que te corrijan, que dejes que tu texto pase por ojos externos, entrenados para ayudarte a que brille. Te dejo con ella:
¿Por qué es bueno que te corrijan lo que escribes?
Si crees que tu texto ya está listo, lee esto antes de afirmarlo.
A ver, que levante la mano quien haya terminado de escribir algo y haya pensado: «¡Ya está! ¡Perfecto!».
Sois unos cuantos, ¿verdad?
Reconozco que escribir cada día es un acto de valentía: pones en palabras tus pensamientos, tus ideas, tus emociones y, muchas veces, un pedacito de ti sobre el papel —o en la pantalla— con la esperanza de ser leído. Y cuando terminas, sientes que todo encaja, que lo has redactado y expresado tal y como querías.
Pero justo en ese momento llega el paso inevitable que todo texto necesita —y que muchas veces quisiéramos saltarnos—: la corrección.
No es fácil, ni sencillo, ni mucho menos cómodo. Porque requiere humildad, porque corregir te obliga a revisar lo que dabas por terminado y, además, aceptar que algo que ya te gustaba puede mejorar.
Y ahí surge el dilema:
¿Lo corrijo yo o dejo que alguien más entre en mis palabras, las reorganice, las pula, incluso las cuestione?
De entrada, la opción de hacerlo tú parece lógica: tú lo has escrito, tú sabes lo que querías decir. Incluso puedes pensar: «Con el corrector del ordenador, alguna app o la IA me basta». Pero no siempre es suficiente. Hay cosas que simplemente se nos escapan: repeticiones, muletillas, frases confusas… Y eso pasa porque nuestro cerebro ya sabe lo que quiso decir y, por eso, a veces no detecta los errores.
La segunda opción, en cambio, requiere confianza. Pero es, sin duda, la mejor.
¿Por qué? Porque una buena corrección va mucho más allá de tachar faltas de ortografía o errores de puntuación. Es un proceso que transforma tu texto en una versión más clara, más coherente y mucho más fácil de leer.
La magia está en esa segunda mirada. En unos ojos frescos que no están condicionados por el apego que uno tiene a lo que ha escrito. Porque sí, es fácil enamorarse de ciertas frases o giros que creemos brillantes… pero que pueden estar nublando el mensaje.
Un corrector —ese cómplice necesario— te recuerda que escribir es comunicar. Y si no se entiende, el mensaje se pierde.
Piensa en el estilo. ¿Tu texto fluye? ¿Mantiene el tono? ¿Las palabras que usas son las que mejor transmiten lo que quieres decir? El corrector de estilo se encarga de eso. De ayudarte a afinar cada frase para que suene como tú quieres, pero de forma más clara, más efectiva.
Es como tener un entrenador personal para tus textos.
Y luego está la ortotipografía. Ese conjunto de detalles que parece menor, pero que importa (mucho). Espacios, comillas, guiones, cursivas… Todo cuenta. Una coma mal puesta puede cambiar el sentido de una frase o generar un malentendido. El corrector se encarga de que cada signo juegue a tu favor, consiguiendo una lectura más fluida y agradable.
¿Por qué es tan importante invertir en esto?
Porque hoy todo entra por los ojos —o por la primera frase—. En un mundo que se mueve rápido, donde todo se escribe y se lee deprisa, un texto bien cuidado da confianza al instante. Transmite profesionalismo, y eso se nota.
Ya sea en un libro, en redes, en tu blog o incluso en un correo, la forma en que escribes dice mucho de ti. A veces, un solo error basta para desconectar al lector y, en cambio, un texto claro y bien corregido lo invita a quedarse.
Y no se trata de que tu forma de escribir desaparezca, ¡al contrario! Un buen corrector te ayuda a potenciarla, eliminando las distracciones para que tu mensaje sea el protagonista.
Es como afinar un instrumento: la melodía sigue siendo tuya, pero suena mucho mejor.
Si algo de lo que has leído aquí sigue rondándote… no lo ignoras.
Cada texto tiene su momento: A veces, necesita una pausa; otras, una corrección y otras, solo una conversación entre líneas.
¿Quieres que sigamos hablando?
Cristina
Contacta con si necesitas una corrección. Por nuestra parte, agradecerle que se haya pasado por este rincón para recordaros la importancia de las correctoras, cuya misión es ayudar a que tu texto mejore.
¿Qué opinas?
PNC
Me gusta la analogía de afinar el instrumento, dicho así se entiende mucho mejor.
Recuerdo la primera vez que me revisaron un texto, no fue un corrector profesional, fue un colega escritor con experiencia. Me señaló tantas cosas que no había tenido en cuenta que que me dio miedo escribir otro relato.
Es verdad que uno da todo por sentado, dentro de la cabeza suena bien🙃