#58 La (buena) documentación de la novela
por la autora de novela negra y policíaca, Ana Cepeda Étkina
Esta semana tenemos a una de las autoras que mejor conocen el género policíaco, con varias novelas publicadas, que te habla de la importancia (mucha) de la documentación. Vamos con , te recomiendo que leas este texto si escribes (cualquier género) y sus novelas.
La importancia de la documentación en la novela negra y policíaca.
Veréis, sí, soy la típica pesada que se tiene que morder la lengua cuando ve una película y se cuestiona cómo los personajes han podido llegar a hacer esto o aquello. Y digo que me tengo que morder la lengua porque, hasta hace no mucho, no me cortaba y soltaba la típica frase de: «Sí, claro… Y va y se saca una AK-47 del escote, ahí, desde el canalillo…». Obvio, el que está a mi lado, cuyo propósito es dejarse llevar y disfrutar sin pensar en más, me fusila con la mirada y me suelta aquella frase mítica de algún rey que tuvimos no hace tanto: «¿Por qué no te callas?».
Y es que mi cerebro no para y siempre anda erre que erre, sacando ideas para mis siguientes novelas. Por eso me llevan los demonios. Así que me callo y aprieto los labios, arrugo las cejas y me digo a mí misma (como cuando escucho un laísmo y mentalmente repito le-le-le) que la serie o película acaba de perder 10 puntos de golpe. O más. Y esto mismo me pasa con las novelas.
Seré yo que, como buena bibliotecaria soy muy cuadriculada, y si yo he podido documentarme y no patinar en ciertas escenas, no me vale con que otros no hagan lo mismo. Si estoy leyendo una novela policíaca, no cuela que el asesino, cuyo peso corporal sea de 50 kilos, mate a alguien de metro noventa y lo levante en brazos como si fueran dos tetrabricks de litro y medio. Tampoco que la Policía, a través de las cámaras de un cajero, le vea un lunar en la cara al malo. Para eso, me leo un cómic de algún superhéroe o me lanzo a El Señor de los Anillos.
Sé de buena tinta que hay algún autor (y es un megaultrasuperventas) que no suele ajustarse a estas normas. O no se documenta a nivel histórico o se saca ases de la manga constantemente. Y lo peta. No diré quién es, que luego me acusan de envidiosa y mil adjetivos más, pero ahí está, vendiendo novelas como chorizos. ¿Por qué? Porque al igual que hay mucha gente que ve a Jason Stanham saltando desde un helicóptero, mientras con una mano dispara una ametralladora y con la otra sujeta el móvil sin abandonar una charla repleta de chascarrillos, también hay gente que lo único que quiere es evadirse sin cuestionar nada más. Respetable. Sí, pero para mí no todo vale. Un escritor tiene que pensar, subir el listón en cada nueva novela (intentar no repetirse) y escribir relatos coherentes, que las historias sean creíbles. Y si no, llámalo ciencia ficción. Ya lo dije en mi canal de Youtube hace no mucho.
Considero que es un reto no sólo para mis propias neuronas sino también para las de mis lectores. De ahí que intente que mis personajes se cuestionen todos sus pasos como si fuera yo la que los da. Por eso trato de mimetizarme con cada uno de ellos.
En mi novela De Códigos y Muerte tuve que contactar con un operario del metro de Madrid para que me hablara sobre los accesos ocultos a los usuarios; las conversaciones con un amigo policía (que no se dedica a homicidios) fueron constantes, y si no podía contactar con él, siempre podía recurrir al foro de la CNP, o redes sociales, o bucear en internet, o tirar del tan cuestionado Chat GPT, que no es que sea el oráculo, pero sí te puede guiar en, por ejemplo, lo que dicen las leyes con respecto a tal o cual procedimiento. También los abogados saben lo que hay, que para eso han estudiado, y no me digas que no tienes a ningún amigo que se dedica a ello. O tu primo… o tu cuñao.
Además, esto no va sólo de justificar los procedimientos, también de que los personajes tengan una evolución realista de acuerdo a su psicología y forma de ser. Si tenemos a, por ejemplo, mi inspector Rafa Castro, a quien he pintado como alguien deportista, socarrón y obsesivo en el trabajo, no tiene sentido que, de pronto, y sin justificación alguna (no le ha dado un ictus ni ha sido poseído), se vuelva un sinsangre que no entiende las ironías y vaya como un elefante en una cacharrería a la hora de investigar.
Eso, y no que un poli despliegue alas de sus zapatillas, hace que una novela sea redonda. En tus manos queda no hacer un manual de procedimientos sino algo que enganche, que tenga chispa y que, si tienes que hacer pasar al lector por determinados procesos que resultan tediosos, saques tu capacidad de síntesis: «Era la quinta casa que intervenían…» (de este modo, te ahorras la soberana matraca de contar las cuatro intervenciones anteriores que no sirven más que para abultar la novela, aburrir al lector y encarecer el precio. Que el papel cuesta, y mucho).
Pero, si no te has quedado satisfecho con estos consejos y no te apetece tener que recurrir a la investigación para documentarte, siempre puedes utilizar la estrategia que hice yo en Móncavo o en El Círculo de la Locura: saca a tu policía de su área geográfica (aunque siempre hay una base en la que hay que asesorarse un poco, pero es de sentido común).
En el momento en que un policía sale de su jurisdicción (como dicen en las pelis americanas), se convierte en un civil. Ahí ya puedes jugar con normas y antinormas o hacer un domestic noir, de esos que tanto le gusta a nuestra siesta durante la sobremesa de los domingos, al tiempo que se nos cae la babilla en el sofá. ;-P
Y para que veas cómo se puede bordar una colección entera de novelas policíacas, procedimentales y que no sueltes el libro, te recomiendo que no dejes de leer todas y cada una de las novelas de Lorenzo Silva y su Saga Bevilacqua, donde los protagonistas, dos Guardia Civiles, siguen las normas al pie de la letra sin olvidarse de ser carismáticos, profesionales y entrañables.
Ana Cepeda Étkina
¿Qué opinas? ¿Das importancia a la documentación como lectora? Es probable que si está bien documentada, no te des cuenta, pero si algo falla…., ¡ay!, entonces lo vemos a la legua. Cuida tu novela porque estos detalles pueden salir caros.
Agradezco a Ana Cepeda su punto de vista y te invito a que leas sus novelas:
Ya sabes que si necesitas cualquier tipo de asesoramiento o lectura profesional para tener una evaluación externa de tu texto, estamos a tu disposición.
Me has hecho reír con lo de morderte la lengua cuando ves los fallos en un guión. Me he sentido identificada, pero yo lo hago con mi marido al lado 🤣 y empiezo a desmantelarle todo el asunto.
Qué importante es lo que dices. Hay que documentarse siempre, pero más en una novela policiaca. Estamos expuestos a que nos lean abogados, médicos, policías… el escritor no puede permitirse perder la confianza del lector. 🤷🏼♀️☺️
Un abrazo.
Al 150% de acuerdo contigo ¡En TO-DO! Un placer leerte por aquí. Besitos mil🦋😘